Desplázate hacia abajo para continuar
Clara, apoyada en su fiel bastón, cruza el parque local siguiendo el camino habitual que lleva al supermercado. La rutina es tan predecible como las estaciones que cambian a su alrededor, pero una fría tarde, un ruido repentino rompe el sereno silencio. Un grupo de adolescentes, que habitualmente deambulan por los alrededores, empieza a rodearla lentamente. El corazón de Clara se acelera, el inesperado cerco la amenaza y convierte el tranquilo paseo en una sombría experiencia. Su instinto le pide precaución, pero la aproximación del grupo le depara una sorpresa que nunca habría imaginado.
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No la dejaban pasar
El corazón de Clara latía tan deprisa que parecía a punto de estallar. Intentó avanzar y sortear a los adolescentes, pero éstos le bloqueaban el paso. Uno a uno, se colocaron frente a ella hasta que, de repente, uno de ellos exclamó en voz alta: "¡Sí, es ella!"
No la dejaron pasar