La conversación escuchada
Una noche, vislumbré sus verdaderos sentimientos mientras hablaba con su mejor amiga. "Sólo me importan los regalos auténticos", dijo con arrogancia. "Por reales, quiero decir caros", aclaró. Se me hundió el estómago. Después se rió entre dientes, y aquella risa pareció resonar interminablemente por el pasillo. Siempre había sabido que a mi madre le encantaban los lujos, pero nunca pensé que valorara las cosas brillantes más que a mí, ¡su propia hija!
La conversación oída
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Canalizar el dolor
Quería llamarla inmediatamente, pero en el fondo sabía que eso no cambiaría nada. Estaba decidida. Así que, en lugar de enfurruñarme, opté por demostrar mi punto de vista. No estaba mostrando exactamente las cualidades que debería tener una madre. "Se lo demostraré", decidí, y a partir de ese momento me centré en un plan. En lugar de regodearme en el dolor, volqué mi energía en crear algo significativo. Algo inolvidable.
Canalizar el dolor