Miradas tranquilizadoras de papá
al cruzar la habitación, papá volvió a cruzarse con mi mirada, esta vez combinando su cálida sonrisa con un discreto pulgar hacia arriba que me infundió un silencioso coraje. Mientras tanto, las respuestas de mamá al torrente de regalos extravagantes se hacían más tensas, sus "gracias" sonaban menos genuinos cada vez que se despegaba el brillante papel de regalo. Podía ver cómo burbujeaba la irritación bajo su pulido exterior. Aunque la presión aumentaba, me mantuve firme. Con el apoyo inquebrantable de papá detrás de mí, me sentí firme, incluso cuando los murmullos sobre mi pequeño regalo corrían por la habitación.
Miradas tranquilizadoras de papá
Publicidad
Evitar la discusión sobre mi regalo
A medida que avanzaban las conversaciones, los invitados eludían hábilmente cualquier mención al paquetito que tenía en las manos, dirigiéndose en su lugar hacia sutiles debates sobre las expectativas cada vez mayores de mamá. Aunque hablaban en voz baja, capté fragmentos de duda que se deslizaban en sus palabras. Era como si todos intuyeran la verdad tácita, pero dudaran en expresarla en voz alta. Sus cuidadosas miradas contenían rastros de inquietud, ecos de la misma incertidumbre que de vez en cuando se deslizaba por mi pecho. Aun así, me aferré al significado de mi don, sabiendo que era más fuerte que sus dudas.
Evitar la discusión sobre mi don